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Hay que mirar para saber

Por Fco. Oms

17/06/15

A veces el mundo no es más que un montón de ruido donde, de fondo, podemos escuchar nuestros pensamientos.

 

¿No estáis cansados de no saber quiénes sois?, ¿de qué os gusta realmente y de qué hay más allá de todo lo que os dice la tele que os tiene que gustar?

Al parecer, por lo que se ve, no.

Sé que es más sencillo hacer caso de lo que los demás puedan pensar de ti, de lo que vayan a opinar o del modo en que van a juzgarte, pero a veces vivir es mucho más que hacer caso a tu entorno.

A veces es, solamente, oírte a ti mismo antes que a los demás.

Recuerdo una vez en que me llamaron marica por llevar el pelo largo, y no me enfadé porque ¿acaso eso era un insulto?, es como si te llaman gitano o moro, ¿te vas a ofender por algo que no es para nada un insulto, sino que es como si en lugar de llamarte por tu nombre se dirigieran a ti por otro? pero, en fin, no estaba hablando de esto. El caso es que en lugar de cortármelo para que no me lo llamaran más, en lugar de esconderme en una esquina y dejar que me pisaran hasta sentir que no valía nada, dije que vale, que era marica, sin ser verdad, y se quedaron un poco de piedra. Supongo que hay personas que no están acostumbradas a que les de la razón, porque si lo hacen no saben que más hacer aparte de degustar por primera vez el suave sabor de la victoria. Hay personas que creo que están tan acostumbradas a no tener razón, o a encontrarla a base de insultos o de golpes, que una vez con ella se pierden.

Es como si les cortaras un brazo.

Creo que vivimos en una sociedad en la que todos los anuncios y los programas y las revistas y los modistos nos están llamando cosas a la cara que, si lo pensamos detenidamente, no son para nada un insulto, pero nos los tomamos como tal solo porque la gran mayoría cree que lo es. O, simplemente, porque usan a gente que admiramos, o que tienen un estatus social que desearíamos, para que nos llamen gordos, o flacos, o que nos digan que el pelo lo tenemos graso o debemos afeitarnos todas las mañanas (o no hacerlo, que al parecer es la moda ahora)

A veces, ir por el metro, te da una idea clarísima del mundo en el que vivimos, uno en el que es más importante llevar un polo con un tío de 30 centímetros subido a un caballo sobre el corazón que hablar escuchando lo que te susurra en cada latido.

 

Te dice Bum, eres único

Bum, eres perfecto.

Bum… sé tú mismo.

Por favor…

Los hombres máquina

  Por Torcuato Campmany

18/06/15

“El hombre acepta sin problemas que una máquina corra más que él. Pero, difícilmente aceptará, que piense mejor que él. “

Mihail Tahl

 

Nos guste o no, estamos gobernados por máquinas. Ese futuro apocalíptico visto en las películas Matrix y Terminator se ha hecho realidad porque nos mandan hombres encorbatados con miles de asesores y escasa capacidad de empatía. La clase política se ha vuelto insensible al sufrimiento humano. La historia de la humanidad está plagada de tiranos, reyes absolutistas y corruptos pero lo de ahora no tiene nombre…No son humanos, son clones, máquinas que no innovan, que sólo repiten lo que les dicen otros hombres máquina desde Bruselas, Estados Unidos o la China, da igual. Y el pueblo, de mientras, más miserable mientras ellos viven conectados a nosotros y nos roban la poca energía que nos queda.

Es evidente que vivimos en una crisis total aunque digan que es cosa del pasado. Vivimos inmersos en una decadencia económica, política y de valores mientras seguimos gobernados por estúpidos que sólo piensan en corto plazo y repiten y repiten y repiten…Diría que son estúpidos pero ni eso. La estupidez es una cualidad humana y ellos no se merecen ese apelativo. Son robots, seres sin alma que tienen la subsistencia asegurada con privilegios, dietas y otras lindezas mientras la gente de la calle tiene que preocuparse de ganarse el pan con el sudor de su frente, llegar a final de mes y alimentar a sus hijos.

Esa es la humanidad, no la legión de máquinas que tenemos como representantes. Ellos no representan a nadie, sólo a ellos mismos.

Probablemente, para muchos, lo que voy a exponer a continuación puede parecer cursi o fruto de una ingesta de drogas psicotrópicas (que también) pero lo único que  puede salvarnos del abismo no es la prima de riesgo (¿os acordáis de ella?, madre mía el por culo que dieron). Tampoco los mercados ni el PSOE ni el PP. Lo que nos va sacar del atolladero en el que estamos es el amor. El amor por los que sufren, por los que lo están pasando mal, por las personas que nos quieren. Si os parece cutre, llamadlo solidaridad o generosidad, es indiferente. El amor es la el único camino por una sencilla razón: es una cualidad que las máquinas no poseerán nunca aunque la ansíen, como anhelan el dinero, el poder y todo lo demás. Así que, queridos amigos, no os volváis nunca fríos como el metal porque una vez te conviertas en máquina, nunca recuperarás tu humanidad…

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